EL ARTE DE EDUCAR A LOS HIJOS
No es posible, como seres humanos que somos, no cometer errores a la hora de educar a los hijos. El no tener en cuenta esta circunstancia, pretender no equivocarse, condiciona y dificulta esta difícil labor.Gran parte de los errores que cometemos en la educación de nuestros hijos se deben a las fuertes emociones que estos despiertan en nosotros. Errores que deben compensarse con los numerosos casos en los que hacemos lo que es correcto.
Desde el momento de nacer los niños difieren en sus respuestas, tienen su propia mente. El ser humano no es completamente manipulable. No es posible por medio del adiestramiento, como proponen los métodos de acondicionamiento y modificación de conducta, obtener el resultado que se desea en la educación del hijo. La mente del niño al nacer no es una tábula rasa, la naturaleza del recién nacido condiciona la posibilidades de evolución en el futuro.
El hombre siempre se verá acosado por profundos conflictos internos que son fruto de las discrepancias entre lo que es por naturaleza y lo que él mismo desea ser, o sus padres y educadores desean que sea. Inevitablemente tiene que luchar contra tendencias egoístas, agresivas y asociales que son parte de su herencia evolutiva. De còmo se moldeen estas características heredadas dependerán las experiencias vitales de la persona. El respeto a la personalidad singular del niño es importantísimo en todos los tratos que se tengan con él. En lugar de forzar o acondicionar al niño hacia lo que los padres creen que es lo mejor, los padres deben ser sensibles a lo que más convenga al hijo en un momento dado, permitiéndole así ser la persona que él desea ser, ¿cómo? reconociendo y tolerando las luchas del niño en cada etapa de su desarrollo, dándole además el tipo de apoyo que le permita encontrar formas de solucionarlas. Los padres no deben ceder al deseo de crear el niño que a ellos les gustaría tener, sino que deben ayudarle a desarrollarse plenamente, tomando el tiempo que necesite hasta llegar a ser lo que el quiera y pueda ser.
La importancia de las primeras experiencias estriba en que preparan el escenario para todo lo que vendrá más adelante, cuánto más precoces sean las experiencias, más fuerte será su influencia.
La tarea más importante de los padres consiste en percatarse del significado que las cosas pueden tener para su hijo y, basándose en ello, hacer lo más útil para todos y la mejor manera de percatarse de ese significado es recordar lo que un problema parecido representó para ellos cuando eran pequeños y cómo les hubiera gustado que sus propios padres lo hubieran resuelto. Es así como se pueden utilizar de forma creativa los acontecimientos de su propia vida, acontecimientos que adquirirán un nuevo significado al recordarlos y examinarlos a la luz de la paternidad.
Educar a los niños es una empresa creativa, un arte más que una ciencia