LA IMPORTANCIA DEL CUENTO EN LA EDUCACION DEL NIÑO

Una de las cosas más importantes y más díficiles en la educación del niño es el ayudarle a encontrar el sentido de la vida. En esta labor la infuencia de los padres, de las personas que cuidan del niño es la que más va a pesar. El segundo lugar en importancia corresponde a nuestra herencia cultural.

A partir de los seis años el eje del aprendizaje va a ser la lectura. De como sea esta experiencia va a depender el futuro académico del niño, aunque la base va a estar en el hogar, en la familia. Los niños que leen, que disfrutan leyendo, son los que tienen padres, abuelos, maestros que les han transmitido el placer de leer.
La manera como hablemos al niño, los mitos, las leyendas, las fábulas, los cuentos, las historias que le contemos, van influir en su desarrollo emocional e intelectual.
Existe la opinión de que a los niños no se les deben contar cuentos de hadas porque en ellos aparecen monstruos, gigantes, relatan situaciones agresivas, hay brujas, reyes, reinas y siempre tienen un final feliz por lo que no reflejan la realidad.
Esto es así pero desde el punto de vista del adulto. Los niños y los adultos no tienen la misma experiencia del mundo. El cuento de hadas de hadas deja bien claro desde el principio que no tiene interés en ofrecer una información útil sobre la realidad, está interesado y va a hablar del mundo interno del niño.Adultos y niños no vemos el mundo de la misma manera,
 Si aparecen monstruos en los cuentos de hadas es porque los niños creen en su existencia, y creen porque el primer monstruo al que temen y les persigue a veces es el que creen ser ellos mismos cuando se dejan llevar por sus impulsos agresivos.
 Los cuentos de hadas clásicos enfrentan de una manera adecuada al niño con los conflictos humanos básicos. Muchos cuentos empiezan con la muerte de la madre o del padre, esto crea los más angustiosos problemas al protagonista, tal como ocurre, o el niño teme que ocurra, en la vida real.
El cuento avanza de manera similar a como el niño ve y experimenta el mundo y es por este motivo por lo que el cuento resulta tan convincente para él, El pequeño confía en lo que la historia le cuenta porque el mundo que éste le presenta coincide con el suyo,
Los personajes y los acontecimientos de los cuentos personifican e ilustran los conflictos internos pero al mismo tiempo sugieren sutilmente como pueden resolverse dichos conflictos y cuáles serían los siguientes pasos en el desarrollo hacia un nivel superior.

El cuento no exige nada a quien lo escucha, lejos de exigir nada proporciona seguridad, da esperanzas respecto al futuro y mantienen la promesa de un final feliz. Representan una integración del yo que permite una satisfacción adecuada del ello y esto explica su optimismo. Por ejemplo, el cuento de LOS TRES CERDITOS. Enseña que no podemos ser perezosos ni tomarnos las cosas a la ligera, es decir, no podemos dejar que el ello control nuestra vida porque podríamos perecer. El lobo destructivo representa las fuerzas asociales, inconscientes y devoradoras que forman parte de nosotros mismos contra las que tenemos que aprender a defendernos y a las que podemos derrotar con la energía del yo.
En los cuentos de hadas el malo no carece de atractivos. Suele estar simbolizado por el enorme gigante, por el poder de la bruja o la malvada reina, que a menudo tiene temporalmente el poder, durante algún tiempo arrebata el puesto que corresponde legítimamente al protagonista, sin embargo, el hecho de que sea castigado al terminar el cuento no es lo que importa desde el punto de vista moral. El que al final venza la virtud no provoca la moralidad tampoco, sino lo importante es que el héroe es mucho más atractivo para el niño que se identifica con el mismo en todas sus batallas y gracias a esa identificación, el niño imagina que sufre las mismas pruebas y tribulaciones triunfando con él al final.
Los cuentos de hadas son verdaderas obras de arte y poseen una riqueza y profundidad tales que transcienden más allá de lo que se puede extraer mediante un examen superficial. Ayudan al niño tanto consciente como inconscientemente, a renunciar a sus deseos infantiles de dependencia y a alcanzar una existencia independiente más satisfactoria.
Actualmente y más que nunca, el niño necesita la seguridad de que en el futuro será capaz de obtener relaciones satisfactorias y llenas de sentido con el mundo que le rodea. Y esta seguridad no la va a alcanzar si sólo le contamos cuentos de hadas. En esta tarea va a ser fundamental el papel que desempeñen los padres en primer lugar, y los educadores en segundo.
Sólo el niño que ha sido deseado, amado, valorado por sus padres en los primeros años de su existencia, durante su infancia, se amará, valorará a si mismo, tendrá una buena «autoestima». Así como le cuidaron y trataron, cuidará y tratará de él mismo y de los demás en la vida adulta.