MADRES TÒXICAS

¿Qué es ser una madre tóxica? Podemos definirlo como aquella que daña al hijo tanto física como psíquicamente. Ninguna madre se propone conscientemente hacer daño al hijo, salvo excepciones, pero ocurre que hay madres cuyas  actitudes con respecto al hijo no le permiten un desarrollo feliz. Ser una madre tóxica no es equivalente a ser mala madre si no a tener actitudes que son perjudiciales para el hijo sin saberlo, con el convencimiento de estar haciendo lo mejor Las causas de ese comportamiento las encontramos en la infancia de estas madres: repiten los comportamientos que sus madres tuvieron con ellas.

Socialmente es difícil aceptar la idea de que existen madres que no quieren a sus hijos, que los odian pero desgraciadamente es algo que ocurre  con    más frecuencia de lo que creemos. Son madres perversas. La madre perversa experimenta  al hijo    como parte de sí misma y le va a impedir desarrollar su propia identidad. Utiliza al hijo para satisfacer   sus propias necesidades aunque éstas sean perjudiciales.  Son madres que no soportan que el hijo  piense de forma distinta a la suya ni que tengan una vida en la que ellas no estén.

Un ejemplo conocido de este tipo de madre es el de la madre de Hildegart. Hildegart nace en   1914. Su madre fue Aurora Rodríguez una mujer socialista, atea, perteneciente a una rica familia    gallega. No fue educada de forma convencional, estaba de acuerdo con las ideas sobre la raza y  la eugenesia que defendían la creación de seres puros y superiores al resto de la humanidad.  Decide tener un hijo ella sola y elige como progenitor biológico a un sacerdote.         Cuando nace su hija empieza con su proyecto de hacer una niña perfecta para ello no permite que Hildegart se relacione con niños     y la somete a una estricta educación y vigilancia constante. A los tres años Hildergat sabía leer y escribir, a los ocho hablaba inglés, francés y alemán,   a los trece     terminó el bachillerato y empezó derecho carrera que termina a los diecisiete.   Posteriormente estudia  filosofía y letras  y  medicina.

Con la colaboración del doctor Gregorio Marañòn crea La Liga para la Reforma Sexual Española en defensa de la emancipación de la mujer tanto en la educación, la libertad sexual como en la igualdad de derechos. 
La madre de Hildegart siempre estaba a su lado revisando y controlando todos los movimientos de su hija. Pero llegó un momento en que Hildegart se hizo famosa, conoció a muchos de los intelectuales importantes de ese momento. El escritor H.G.Wells le ofreció un trabajo como secretaria suya en Londres. La madre, que ya en situaciones anteriores en la que Hildegart había intentado alejarse de ella la había amenazado con suicidarse, recibe esta propuesta como una conspiración contra ella de alguien que quiere arrebatarle su gran obra. A pesar de las amenazas de suicidio de su madre, en esta ocasión Hildegart acepta la propuesta de irse a Londres y su madre decide que como ella la creó igualmente tiene derecho a destruirla y el 9 de junio de 1933 la mata disparándole cuatro tiros a bocajarro mientras ésta dormía. 
Es difícil, salvo excepciones, ser consciente de que la relación con la madre es una relación tóxica. Varios ejemplos en los que los consultantes dicen tener una buena madre.

 Sol tiene diecinueve años cuando consulta. Parece tener catorce, se siente deprimida, sin ganas de vivir. Vive con su madre, con su abuela y con su hermana de diez años. Su padre murió cuando ella tenía quince años. Estudia, ayuda a su madre a diario con la abuela que tiene principio de alzheimer, a su hermana con los deberes y los fines de semana  sustituye a su madre en la tienda de ropa que ésta tiene. Su madre es muy buena y caritativa, dice, colabora con una ONG, tiene un hermano que no tiene trabajo al que le da dinero. Pasa prácticamente el día en la tienda por lo que Sol es la que se ocupa de cuidar a la abuela y a la hermana. Para Sol nunca hay dinero. Siempre tiene que estar reclamando el dinero para la terapia, para sus clases… y entonces recibe el mismo mensaje: “Ay, hija, a ver si trabajas yo no puedo mantener a tanta gente”. Sol se siente egoísta. “Pobre mi madre. Tengo que buscar trabajo, dejar de estudiar, ¿qué vida me espera si no estudio?”. Desde que el padre de Sol murió el hermano de su madre, que no tiene trabajo, se ocupa educar a Sol y a su hermana. Decide cómo tiene que vestir, a qué hora llegar, qué estudiar y cuándo, pero sobre todo insiste en que lo mejor para Sol sería trabajar en la tienda y dejar de estudiar.  Sol no está de acuerdo con él, propone a la madre que sea su tío el que ayude en la tienda, ésta dice que la entiende pero le da la razón a su hermano. Es tan buena que no le gusta discutir y menos con su hermano mayor. 
Angela consulta porque le preocupa que todas las parejas que ha tenido no la han tratado bien. Comenta que su padre es agresivo, maltratador pero su madre es muy buena. El padre es muy agresivo con ella, sobre todo con sus hermanos, les ha pegado mucho de pequeños y cuando eso ocurría la madre no decía nada por miedo, pero luego se ocupaba de consolarlos. Al mismo tiempo vivía pendiente siempre de que al padre no le faltara nada.  No se separó nunca, a pesar de que los hijos se lo pedían, porque el padre en el fondo era bueno. La madre de Angela es  cómplice del padre maltratador.
Miguel consulta porque su madre quiere que se separe cosa que él no quiere hacer. Está casado con una mujer con la que tiene una hija. Desde siempre su madre se presentaba en su casa a cualquier hora para llevarles comida, o porque le había comprado algo, para verle… como consecuencia de estas actuaciones Miguel y su mujer han tenido y tienen frecuentes discusiones. Al nacer la niña las cosas se complican ya que la madre de Miguel considera que su nuera no está cuidando bien a la niña, que no la alimenta bien, a pesar de que la niña no tiene ningún problema de salud. La madre desde el principio ha insistido en que esa mujer no le convenía y que lo que tiene que hacer es separarse, quedarse con la custodia de la niña y vivir de nuevo en casa con los padres ya que así tendría que trabajar menos. Miguel es taxista y su mujer no trabaja. La madre de Miguel está convencida de saber, desde siempre, qué es lo que le conviene a su hijo. Siempre ha hecho lo mejor para él. Miguel se pregunta si tiene que hacer lo que su madre quiere o no.
Hay madres que al contrario que las controladoras parecen permitirlo todo. Realmente son madres indiferentes que prefieren no ocuparse de los conflictos entre ellas y sus hijos y delegan en otros esta labor, como la madre de Pedro. Una mujer muy inteligente, con una vida social muy rica que viajaba mucho y dejaba al niño con una niñera, niñera que les acompañaba incluso en las vacaciones y a la que recurría cada vez que Pedro se ponía insoportable según ella.
Jose Consulta preocupado por su mujer. Siempre está deprimida, triste. En las entrevistas de quien habla es de su madre, una mujer terrible, dice, siempre estaba enferma, con depresión. Debido a su enfermedad no podía disgustarse pero se disgustaba por todo. En su casa no puede hablar alto, no puede correr, debe tener cuidado con el volumen de la televisión… cada vez que va a quedar con amigos ella se pone peor, necesita que Jose esté a su lado y cuando, por sentirse ésta mejor, planeaban irse de vacaciones sufría un empeoramiento con lo que las vacaciones se anulaban. A pesar de todo entre el padre y la madre había discusiones fuertes, casi siempre provocadas por ella, y  Jose siempre vivió y vive con el temor de que a su madre  le pase algo. Reconoce en su mujer la misma actitud que en su madre.

La madre de Rocío es una mujer guapa que siempre ha presumido de ello. Rocío recuerda que cuando era adolescente estaba gordita, usaba gafas y su madre decía que la entristecía verla tan poco agraciada. Cuando Rocío cumplió quince años ya no era gordita, no usaba gafas, era una chica atractiva. La madre empezó a hacerle la vida imposible. Competía continuamente con ella, le cogía la ropa, “me sienta mejor que a ella y eso que tengo más edad”, era un comentario frecuente de la madre con quien se cruzaba en su camino.
Es muy difícil para el niño pensar que su madre no es buena. Si la madre tiene actitudes que a él le disgustan es porque algo ha hecho mal aunque no lo comprenda. El niño no actúa en contra de la madre, simplemente no puede controlar sus impulsos, cosa que habrá de hacer en el proceso de maduración. Cuando el niño, a sabiendas, hace algo mal y la madre se enfada éste lo entiende y no pasa nada. Pero cuando el niño creyendo actuar bien es castigado, o cuando lo es unas veces sí y otras no, no tendrá una referencia clara acerca de lo que está bien y lo que está mal. Los niños necesitan límites claros. Sin tener esa claridad sentirá agresividad ante esa madre que nunca está contenta haga lo que haga, agresividad que si no puede manifestar se volverá contra él en forma de sentimientos de culpabilidad. Todo lo que pasa es por su culpa, ¿cómo puede tener malos sentimientos hacia esa madre que le cuida y todo lo hace por su bien? Resultado en la edad adulta es el de una persona que se valora poco o nada.
Una mujer que tiene una actitud perversa hacia su hijo es una mujer que de alguna manera no ha sido amada, valorada, que, en definitiva, ha sido maltratada por sus padres, especialmente por su madre. No tiene los recursos necesarios para atender las necesidades emocionales del hijo. Igualmente, las madres con actitudes tóxicas con sus hijos son siempre madres que al no han sido valoradas por sus padres, por su madre principalmente. Repiten actuaciones que sus madres tuvieron con ellas convencidas de que es lo que hay que hacer y de que están haciendo lo mejor para el hijo.
En muchos casos la relación del hijo con una madre tóxica se convierte en difícil e incluso en imposible. Que el hijo entienda que la madre no ha podido actuar de otra manera por las circunstancias que le ha tocado vivir, ayudará a que el hijo intente una mejor relación con ella pero, al mismo tiempo, el hijo ha de entender que lo que siente hacia su madre es consecuencia de las actitudes de ésta, que amor y odio son inseparables y que los sentimientos de culpa tienen su origen en no entender que es inevitable no sentir sentimientos negativos hacia quienes amamos. Hay madres que hacen imposible la relación con el hijo y que lo mejor que éste puede hacer es no tener contacto con ellas, por mucho que entienda el porqué.