¿PODEMOS CAMBIAR NUESTRO DESTINO?

La respuesta es sí pero no es nada fácil. ¿Qué es el destino para el psicoanálisis? Todos, por pertenecer a la cultura que pertenecemos y movernos en el mundo en el que nos movemos, vamos a tener que resolver el conflicto edípico: debemos renunciar al primer objeto de amor, la madre, y transferir esta energía, esta carga amorosa, erótica, a otros objetos. Este proceso lo vamos a realizar en los tres, cinco años de vida y va a estar determinado por lo que Freud denomina la Novela Familiar del Neurótico. Es decir, todos mucho antes de nacer formamos parte de una historia, vamos a ocupar en lugar que nos han preparado.


Cuando surge en la fantasía del hombre, de la mujer, la idea de tener un hijo en ese mismo momento van aparecer fantasías asociadas acerca de cuál será su nombre, su oficio, su aspecto, etc. Esto va a influir decisivamente en la forma en la que el hijo va a ser recibido, tratado, educado. El instrumento que vamos a utilizar es el lenguaje. “Este niño va a ser médico como su padre…, es un niño muy paradito, no es tan inteligente como su hermano…, es un desastre, torpe, valiente… Estas sentencias que el niño escucha desde que nace, cuando todavía no está totalmente desarrollada su capacidad de pensar y cuando los padres para el niño son seres que no se equivocan nunca, quedarán grabadas en la mente del niño y serán más o menos conscientes pero lo que es seguro es que van a dirigir, como un faro en el mar, la vida posterior. Se convierten en mandatos a los que obedecerá.  CONSTITUYEN SU DESTINO. Estos mandatos pueden ser bien aceptados o no, pueden conducir a una vida feliz o infeliz.  En el primer caso no hay conflicto, en el segundo sí y entonces nos encontramos con pacientes que vienen por distintos motivos manifiestos a la consulta y se encuentran con que están sometidos a una NEUROSIS DE DESTINO

Es frecuente que consulten personas porque son conscientes de que repiten modos de actuar con resultados no deseable. Una de las neurosis de destino más habitual es la de quedar disponible para cuidar a los padres cuando éstos sean mayores por lo cual quienes la padecen  no se comprometen con una pareja. Otras neurosis pueden ser no estudiar, hacer la carrera que a los padres les  gusta, no la que responde a su deseo, trabajar con los padres… Personas que responden a órdenes de las que no son conscientes. Estas órdenes son frases, discursos que se pueden llegar a recordar en el curso del análisis constituyendo así el punto de partida para cambiar la posición en la vida dejando de someterse esos mandatos inconscientes
Llama una señora preocupada por su hijo, es urgente, necesita que le atienda ya. El hijo tiene veinticinco años. A la consultan vienen juntos. Deciden que pase el hijo solo, cuando éste va hacia la consulta ella me coge del brazo y me dice al oído, “que le digas hija que la deje, que no le conviene”. Le digo, “señora su hijo me espera, si usted quiere decirme algo hablamos luego” “No, no, sólo quería decirle eso porque es muy importante” Se queda en la sala de espera. 
El chico me dice que se encuentra muy nervioso, alterado y no sabe porqué. “Hace cuatro años conocí a una chica y me fui a vivir con ella a un piso alquilado. Nos iba bien y hace dos años nos compramos un piso, lo reformamos y hemos sido solucionando los problemas que hemos ido teniendo. Estaba todo solucionado pensábamos formalizar nuestra relación pero hace dos meses he conocido a otra chica con la que me llevo mejor que con la primera. He intentado dejar a la primera sin hacerle daño pero ella se ha enfadado mucho, me he tenido que volver a casa de mi madre, de eso hace un mes. La segunda chica tiene  novio pero está super cómoda conmigo aunque no puede dejar de vivir con él porque gana poco y necesita el apoyo económico de éste. Sè que suena fuerte pero lo entiendo. Soy responsable en una sección en un hipermercado, ella trabaja de cajera allí, dejo de librar por  verla y en el trabajo estoy más pendiente de ella que de lo que tengo que hacer y por eso el domingo tuve un error que me pudo costar ir a la calle. Me ocupo de hacer las compras y me equivoqué en el pedido, pedí de más de forma exagerada, era mucho dinero. Gracias a dios lo he solucionado… La primera chica quiere volver conmigo pero yo no lo tengo claro. Lo tenía todo, todo seguro y ahora casi pierdo hasta el trabajo… «
En sucesivas entrevistas comenta que la segunda chica le ha dejado plantado. Ha pensado volver con la primera chica que insiste en volver con él, que le comprende, pero teme que sus padres, sobre todo su madre se  enfade. «Mi madre no se quiere separar de mí, tiene mala relación con mi padre, dice que si no fuera porque me tiene a mí su vida sería insoportable. Prácticamente dedica su tiempo a ver que necesito. No quiero disgustarla»
En este caso, además del comentario de la madre al llegar a la consulta, llama la atención que  cuando decide irse a vivir definitivamente con la primera chica surja ese enamoramiento tan sospechoso. Sus actuaciones se van sucediendo de forma que la única solución es volver a casa de su madre, hasta pone en peligro su trabajo.
Los padres marcan, determinan el destino del hijo, para bien y para mal, pero no es algo que se haga de forma consciente. Si nos ha ido mal en un determinado aspecto prestamos atención a ello, sin darnos cuenta reforzamos las conductas que van en la dirección que, inconscientemente, deseamos.
Mediante el análisis podemos descubrir que uno está determinado por mandatos inconscientes, por una neurosis de destino y podemos así controlarlos evitando que sean estos mandatos, y no nuestro deseo, los que dirijan nuestra vida.